CERTIFICACIÓN ENERGÉTICA

Desde el 1 de junio de 2013, al resto de preocupaciones que tiene quien necesita vender o alquilar una vivienda, o un local comercial, se ha sumado una más: el certificado energético. Con la aprobación del REAL DECRETO por el que se establece el procedimiento básico para la certificación de eficiencia energética de los edificios, se establece que será obligatorio poner a disposición de los compradores o arrendadores de edificios o de parte de los mismos, para alquileres con una duración superior a cuatro meses, un certificado de eficiencia energética.
Xaloc Arquitectos ha realizado hasta la fecha una veintena de certificaciones de diversos tipos de inmuebles, y en base a esta experiencia, podemos intentar aclarar las dudas que surgen en torno a esta cuestión.

¿Qué es un certificado energético?

Lo primero es saber qué es un certificado energético. Básicamente, es un informe de unas 10 hojas donde aparece una descripción general del inmueble, con una primera hoja, que es la que firma el técnico certificador donde aparecen los datos del inmueble, los datos del técnico que certifica, y el famoso gráfico de colores, que ya estábamos acostumbrados a ver en los electrodomésticos. Este gráfico, la «Calificación Global de Emisiones de Dióxido de Carbono», es la parte principal del certificado, ya que aquí se indica la clase del edificio con una letra.

(anonymous)
Luego vienen una serie de tablas con datos sin mucho sentido para el público normal, varios gráficos, indicando calificaciones parciales, que tampoco ayudan mucho al propietario, y tres hojas más, con más gráficos, donde nos dicen lo que mejoraría el inmueble si hacemos una determinada obra.
Este informe debe registrarse en la Comunidad de Madrid, por vía telemática, con lo que hacen falta una serie de requisitos informáticos, de los que no todo el mundo dispone. A los pocos días de hacer este registro, se puede descargar de la página de la Comunidad de Madrid, si uno es capaz de encontrar el enlace, la etiqueta energética, que vuelve a ser el famoso gráfico, con los datos del inmueble, y un número de registro que acredita que la certificación está registrada.

Etiqueta
Así pues, la certificación son tres papeles, o mejor, 3 archivos informáticos, puesto que todo se hace vía internet: el informe en sí, la entrada en el registro de la Comunidad, y la etiqueta. Esto es lo que van a exigir al propietario para adjuntarlo al contrato de compraventa o arrendamiento, y en teoría lo exigirá también la inmobiliaria o portal inmobiliario, para poder publicitar la vivienda.

¿Para qué sirve un certificado energético?

A partir de aquí es donde surgen las dudas, sobre todo para el que tiene que pagarlo… La impresión general es que «esto es un nuevo impuesto». No deja de entenderse como un papel más que hay que tener, y que cuesta dinero, sin más utilidad que recaudatoria.
El técnico entonces explicará que es un requisito habitual en Europa desde hace años, que a España ha llegado mal y con retraso, y que sirve para saber cuánta energía pierde nuestra casa…
La realidad es que es un dato más de la vivienda, de cara al posible comprador o arrendador. Entre los factores que pueden hacerle decidir estará entonces el precio, las características, la antigüedad, la proximidad al trabajo, la cercanía a medios de transporte… y la calificación energética.

foto-inmobiliaria-1024x768
Siendo sinceros, difícilmente va a ser éste un aspecto determinante a la hora de decidirse por una u otra vivienda, y más difícilmente en el caso de un local comercial. Pero lo cierto es que un gran porcentaje de la energía consumida en el país, se pierde por tener viviendas ineficaces energéticamente, y la tendencia de los últimos cambios normativos, es que esto cambie. Desde el punto de vista del consumidor, dada la escalada de precios de la luz y el gas, reducir la factura mensual de energía, no es nada absurdo, y saber de antemano que la vivienda en la que vamos a estar, consumirá menos que otra, sí debe ser un aspecto a tener en cuenta.
Por otro lado, el certificado de eficiencia energética aporta varias soluciones para mejorar la eficiencia de la vivienda. No son obras obligatorias, sino que indican al propietario, sobre qué aspectos actuar, para mejorar la eficiencia de la vivienda, valorándolo económicamente. En la práctica, si bien puede ser útil saber esto para un comprador que vaya a reformar la casa, para el tipo de propietarios que alquilan y no tienen pensado hacer ninguna inversión, no tiene mucho interés.

¿Qué es la letra?

La letra es la calificación del inmueble. Va de la A a la G, y mide los kg de CO2 que emite la vivienda al año, por superficie a la atmósfera. Según la edad del edificio, normalmente una vivienda un poco antigua estará entre la E y la G. Si es más moderna y está bien construida puede ser una D y pocas veces una C. Las clases A y B son prácticamente imposibles de encontrar.
Según la letra, sabremos si nuestra vivienda nos va a costar más o menos que otra al mes en luz o gas. Los aspectos que más penalizan la calificación son las calefacciones eléctricas, las fachadas de poco espesor, las ventanas viejas que dejan pasar el frío, los suelos o techos no aislados o los grandes ventanales que dejan pasar mucho sol… Obviamente, las viviendas con estas características serán más caras de mantener calientes o frías, con lo que la calificación será peor.
Tener una u otra letra no obliga a realizar ninguna obra, ni supone sanción, ni que la vivienda «no pase la inspección». Simplemente le dice al comprador o arrendatario cómo es la vivienda desde el punto de vista de la factura mensual de energía.

¿Quién hace las certificaciones?

Debe ser un técnico titulado: arquitecto, aparejador o ingeniero, que deberá visitar el inmueble, medirá las fachadas y las ventanas, tomará nota de sus características y de la caldera, equipos de aire acondicionado, radiadores, etc. Es obligatorio que visite la vivienda. Como siempre, en España pasan cosas, y hay una guerra de precios y un amplio espacio para la picaresca y la trampa. En algunas comunidades autónomas ya se ha empezado con el proceso de inspección, por lo que es recomendable hacer las cosas bien, para no tener problemas. Como siempre, lo primero que salió con el Decreto fueron las sanciones a aplicar, siendo las leves de 3.005,06 euros.
Junto con la posibilidad de contratar directamente a un técnico, han aparecido como setas, multitud de portales donde contratar la certificación energética, como Certicalia y similares. Básicamente son intermediarios que cobran a los técnicos por aparecer, más una comisión por hacerla, con lo que el mayor beneficio va para ellos, y quien hace el trabajo recibe una mínima parte del importe de la certificación. Los técnicos, en este caso arquitectos, han visto una posibilidad en las certificaciones para tratar de sobrevivir en esta travesía del desierto de la crisis, con lo que casi todos saben hacerlas. Por tanto, encuentro más recomendable ponerse en contacto directamente con el técnico, con lo que se ahorrará la comisión, y seguramente su precio será más competitivo.
Y ya puestos, también te recomiendo que te pongas en contacto con nosotros…. Consúltanos presupuesto, en función de la superficie y tipo de inmueble, y en menos de 4 días tras la visita, tendrás tu certificación energética, registro y etiqueta en el correo electrónico y enviado en papel por vía postal.