Para facilitar la contratación de nuestros servicios, tenemos estructurada nuestra oferta en los siguientes packs, con un precio cerrado:
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Habitualmente no se exige la presencia de un arquitecto en una obra de reforma de vivienda.
Sí se exige legalmente en los casos en que se vayan a realizar obras que afecten a la estructura (demolición de muros de carga, eliminación de pilares, modificación de escaleras, apertura de huecos en el suelo o techo…) o si se va a afectar a la fachada (modificación de ventanas, cambio de carpinterías…), sobre todo en zonas protegidas (Cascos históricos, Madrid centro, Lavapiés, Latina…).
Si las obras a realizar entrañan cierto riesgo, como es el caso de modificaciones estructurales, o cambio de instalaciones comunes (bajantes, tuberías de gas o agua, electricidad…), es importante conocer que un arquitecto tiene un seguro de responsabilidad civil, que cubre los daños producidos por una obra mal realizada.
Si no se cuenta con un arquitecto y un proyecto, el responsable de las obras es la propiedad, que habitualmente no tiene seguro, por lo que los gastos de una obra mal hecha, correrían a su cargo.
Si las obras son de menor entidad, hay varias razones por las que contar con un arquitecto:
– Es un profesional, especializado en distribuir espacios. Una vez levantados los planos de tu vivienda, podrá estudiarlos y determinar posibles soluciones para los problemas que encuentres. Puede que tengas una idea, pero él te podrá indicar los pros y los contras de esa idea, y te podrá proponer otras soluciones.
– Una reforma en tu vivienda puede afectar a tus vecinos. Modificar tabiquería, instalaciones, pavimentos, puede causar daños al resto del edificio, si no se hace con cuidado y conocimiento. Un arquitecto sabe lo que se puede y lo que no se puede hacer, y te puede proporcionar soluciones para que lo que hagas no afecte a nadie.
– Necesitas una base sobre la que poder contratar a quien te va a hacer la obra. Necesitas poder comparar varias ofertas, y saber qué es lo que estás contratando realmente. Para ello necesitas un plano de lo que quieres hacer, y sobre todo, unas mediciones, que recojan exhaustivamente cada partida de la obra.
En unas mediciones, se describe exactamente lo que hay que hacer, la cantidad y el precio. Cada partida estará perfectamente detallada: por ejemplo, sabrás exactamente cuántos m² de pavimento vas a necesitar, qué características tendrá, cómo se va a instalar, y cuánto te va a costar el m².
Sólo precisando cada partida podrás comparar de forma efectiva entre varias ofertas. Un contratista serio te indicará cuánto te va a cobrar por cada partida.
Si quieres evitar problemas, evita ofertas con precios generales, porque no sabes lo que incluye ese precio.
Además es la única forma que tendrás de reclamar, si las calidades que te han puesto no se corresponden con la idea que tú tenías, o si te han hecho mal la obra.
Hacer una reforma es caro, y se intenta ahorrar al máximo. Prescindir del arquitecto puede ser un ahorro inicial, pero puede resultar muy caro posteriormente.
De nuevo, Sandra López Letón ha contactado con nosotros para escribir un magnífico artículo, analizando la situación de los arquitectos españoles, y las nuevas posibilidades de captación de clientes.
Os reproducimos el enlace
Reproducimos el enlace del artículo de Sandra López Letón en el suplemento de Negocios de El País, del sábado 21 de septiembre, donde aparecemos reflejando nuestra opinión sobre la situación actual de las reformas de vivienda.
http://economia.elpais.com/economia/2014/09/19/actualidad/1411118952_536849.html
En base a nuestra experiencia en las reformas, dejamos unas reflexiones. No son recomendaciones, no son pautas… sólo ideas…
Reformar una vivienda es modelarla a nuestros gustos y necesidades. Cuando compramos “vivienda nueva” tenemos que aceptar un estándar fijado por el mercado: “tres dormitorios, el mayor para la pareja, los pequeños para los niños, salón-comedor, por supuesto independiente, cocina con tendedero, 2 baños, uno de ellos incluido en el dormitorio grande, etc…”
Pero en reforma podemos plantearnos más cosas, al margen de la oferta “generalista”. Podemos tener una habitación para jugar o estudiar, donde no haya necesariamente que dormir, o una zona de biblioteca junto al salón, o un comedor que sirva de zona de trabajo, o podemos destinar el mayor de los dormitorios a los niños, o poner lavabos en todas las habitaciones, o…
Con frecuencia se fija el programa de vivienda no a partir de una reflexión sobre nuestras necesidades, sino repitiendo modelos de nuestros padres, o anteriores, sin pensar en cómo usamos realmente el espacio. Antes de decidir si el baño debe estar o no incluido en el dormitorio, deberíamos sentarnos a pensar “cómo usamos realmente la casa”.
Si lo hiciéramos, probablemente descubriríamos que no tenemos por qué ocupar permanentemente parte de la zona de estar de la casa, con una mesa y sillas, que seguramente, usemos tres o cuatro veces al año. O que la cocina, el comedor y el estar pueden formar una secuencia de espacios continua, en la que mientras hacemos la cena, en la misma mesa en la que luego cenaremos, los niños terminan sus deberes, nuestra pareja mira el portátil y el abuelo ve las noticias, pero estando juntos, porque no nos hemos visto en todo el día.
También podríamos ceder la mejor habitación de la casa a los niños, porque necesitan luz y suelo para jugar en él, y una mesa para estudiar. También podríamos ver si ese tabique que separa el pasillo del salón no sirve más que para dividir aún más los pocos metros que tenemos, o si cerrar la terraza lo único que va a conseguir es darnos una habitación pequeña y fría y un salón muy oscuro y poco ventilado. O si necesitamos separar dos ambientes en el estar, porque a unos les gusta el fútbol y a otros no…
Si no le damos unas cuantas vueltas a esto, probablemente acabaremos teniendo una vivienda “estándar” muy correcta, pero nuestra reforma se quedará en una simple modificación de la distribución, a veces simplemente desplazando varios centímetros un tabique, o moviendo una puerta de sitio, pero sin responder a nuestra forma de vivir: habremos perdido una gran oportunidad para crear un espacio “a nuestra imagen y semejanza”.
Creo que merece la pena pararse un poco a pensar, ¿o quizás no…?
Hacerse con una nueva vivienda está complicado. Reformar la que podemos disponer es la mejor solución para tener una vivienda digna.
Pero eso no significa renunciar a la calidad.
XalocArquitectos te ofrece la posibilidad de contar con el asesoramiento y la experiencia de un arquitecto, a precios low cost, para que tu casa no sea simplemente una reforma más…
El mundo de las reformas de vivienda es especialmente variopinto, y nos podemos encontrar desde verdaderos profesionales hasta todo tipo de impresentables que pueden hacer que nuestra obra sea un infierno.
Saber elegir es complicado, por lo que deberemos tenerlo todo lo más decidido y cerrado posible, antes de decantarnos por uno u otro, para evitar luego sorpresas.
Debemos buscar varios presupuestos, aunque tampoco hay que pasarse…
Y éste es el primer problema: ¿qué vamos a pedir que presupuesten? Normalmente tenemos una idea de lo que necesitamos: ampliar la cocina, tirar un tabique, cambiar las ventanas… Pero eso es simplemente eso: una idea. ¿Cómo traducimos en dinero lo que necesitamos? Si pedimos presupuestos sólo con ideas va a ser muy difícil poder compararlos, porque cada reformista va a entender nuestras ideas de una forma, generalmente la que más le convenga en función de su forma de trabajar.
Por eso es fundamental contar con un proyecto de reforma: unos planos que marquen exactamente cómo van a ser las distintas habitaciones, con medidas, posición de las cosas, forma de llevar las instalaciones, etc… Y sobre todo unas mediciones, que nos digan exactamente cuántos metros de pladur voy a instalar, qué superficie de pintura voy a necesitar, qué modelo van a ser los sanitarios, los azulejos, los interruptores…
Si a nuestros candidatos les damos planos y mediciones, tendrán que ajustarse al milímetro a la obra que hemos decidido hacer, y tendremos la seguridad qué nos van a hacer, a qué precio y con qué material. Tendremos así un precio relativamente cerrado, sabiendo que si hacemos menos obra nos saldrá más barato, y a la inversa, pero conociendo desde el principio el precio de cada cosa que vamos a hacer.
A modo de ejemplo tenemos esta publicidad, en la que nos dan un precio general por toda una obra. Pero lógicamente, no puede costar lo mismo alicatar la cocina con azulejo cerámico o con gres rectificado, ni poner un sanitario de diseño o uno básico de obra… Tampoco puede costar lo mismo si simplemente queremos cambiar una puerta de sitio, o si queremos trasladar el baño, mover la cocina, ampliar el salón…
Si nos van a dar un precio cerrado, sabiendo sólo la superficie de la vivienda, y explicándole al reformista nuestras ideas, podemos estar seguros de que tendremos problemas.
Una vez que ya tengamos nuestros presupuestos, ajustados al proyecto que hemos decidido, como primera medida deberemos eliminar los que sean anormalmente altos o demasiado bajos. Las cosas tienen un precio, y es muy difícil encontrar a nadie que trabaje casi gratis, por lo que las gangas suelen traer luego problemas.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el precio no puede ser la única cosa a tener en cuenta. Es fundamental contar con referencias: gente que haya trabajado ya con ellos, poder ver obras que hayan hecho…
Hay que ver también la seriedad de la gente con la que trabajamos. Si nos han entregado el presupuesto en plazo, si se han ajustado a lo que les hemos pedido, si muestran verdadero interés en nuestra obra…
En las reformas es muy importante también el plazo. Una obra nos puede salir a buen precio, pero si va a tardar demasiado, el coste no es tal. Saber la capacidad del constructor, la gente que va a trabajar en nuestra reforma, es fundamental.
Por último, si no imprescindible, sí es aconsejable, contar con profesionales que nos asesoren a nosotros, y que controlen la forma de trabajar de los reformistas, y que nos puedan guiar en este curioso mundillo en el que nos metemos.
A menudo nos encontramos con superficies: paredes, alicatados, armarios, muebles viejos, electrodomésticos, mamparas de vidrio… que no nos gustan, pero no contamos con el presupuesto necesario para un cambio total. En estos casos, una alternativa rápida y económica es recurrir a aplicaciones de vinilo.
El vinilo es un material plástico lavable, que se adhiere sobre cualquier superficie lisa. Es muy resistente, y la gran ventaja es que se puede imprimir sobre él cualquier diseño. Esto lo hace ideal para que podamos personalizar cualquier superficie como deseemos: fotos familiares, paisajes, diseños propios, o simplemente colores. El único requisito es que la superficie esté limpia y totalmente lisa. Otra gran ventaja es que es fácil de retirar, por lo que si nos cansamos del diseño, podemos cambiarlo fácilmente.
La aplicación del vinilo, especialmente si se trata de superficies grandes, puede ser algo delicada, por lo que es recomendable acudir a algún aplicador profesional.
Puedes ver algunos ejemplos:
en cocinas y baños nos encontramos alicatados con diseños pasados de moda. Cambiar el alicatado es costoso. Una alternativa es la pintura sobre azulejo, aunque no suele dar muy buenos resultados. Con el vinilo, si bien, no podemos cubrir toda la superficie alicatada, sí podemos utilizar trozos pequeños, adheridos sobre los azulejos, nunca sobre las juntas, para dar un toque diferente a la pared. En este caso se utilizó vinilo de 2 colores para tapar numerosos agujeros existentes en los azulejos y dar un toque distinto a un viejo alicatado, integrándolo con un armario empotrado .
si tenemos un frigorífico o una lavadora antiguos, o rayados, o los hemos comprado en un outlet y tienen algún desperfecto, podemos recurrir al vinilo para arreglarlo, bien con trozos pequeños, situados estratégicamente, o cubriendo toda la superficie.
los armarios empotrados antiguos de obra no solían tener mucha calidad, pero cambiar un frente completo es caro. Personalizar las puertas con vinilo nos solucionará el problema y dará un cambio radical a la habitación.
Si lo deseas, podemos hacerte un diseño específico según tus necesidades. Envíanos tus ideas, fotos, dimensiones, etc… y nos encargaremos del diseño y la aplicación en tu casa.